Hay día soleados, que de golpe se ponen nublados, días felices por la estación que estamos, se convierte en la tristeza mas desoladora que puede tener cualquier ser humano.
Como, en una de las casas, que más alegría se respiraba en verano, donde nos podíamos juntar más de 30 personas, donde poner colchones en la sotea, y buscar un hueco para dormir, era la mejor de las competiciones, donde tod@s los prim@s, jugábamos y nos peleábamos, donde año tras año, nos juntábamos y esperábamos que llegara estas fechas. Una casa donde brillaba por luz propia, el olor a jazmín llenaba todos los rincones, donde la voz de Margarita nos llamaba a comer, o para regañar por cualquier diablura que habíamos hecho.
Una casa, donde he pasado mi infancia y mi juventud, donde se que en mis últimos días de mi vida será la visión que tendré. Unas vacaciones, que si naciera 1000 veces, elegiría volver a pasar esas vacaciones, con todos, no hay hotel ni sitio en el mundo que pueda compararse, con mis vacaciones en mis pueblos, Algodonales y el Gastor.
Pero como uno puede aguantar, ver que esa luz que brillaba se va apagando lentamente, como esa casa donde más de 30 personas nos íbamos juntando, se queda en una casa que cada vez está más desolada, una casa donde las voces de Margarita se escuchan si se queda uno callado, y retumba entre las paredes de un pasado no muy lejano, como ese jazmín se va marchitando y deja de dar esa olorosa flor, una casa donde por desgracia nos van dejando nuestros seres queridos, donde quedaran en las fotos del comedor, y en el recuerdo de los que seguimos con vida.
Tantas anécdotas por contar, se fueron con una vida larga que le quedaba por delante, sin hacer ruido, sin quejarse. Una vida marcada por una juventud dura, 4 años de una vida loca lo marcaron para toda una vida, puedo contar tantas anécdotas como folios hay en el word, tantas risas, llantos, penas y alegrías compartidas. Al final tu silencio y tu mirada perdida decían más que muchas palabras, hasta los pájaros dejaron de cantar tras tu partida al hospital, que es la vida eh Frasco, tu hermano con el que tanto batallaste en vida, es el que ha estado hasta tu último suspiro para cuidarte, como sabías que iba a pasar y siendo responsable echabas a tu madre, esa que estos últimos 15 años has estado cuidando y peleándote, pero como te va ha echar de menos.
Cuantas cosas me gustaría haberte dicho antes de que te fueses, pero se que un día nos volveremos a ver, y volveremos a reír, a buscar una tasquita y tomarnos unas litronas en compañía de nuestro Carlos, que seguro que te habrá hecho el mejor de los recibimientos, como lo añoraste igual que todos nosotros, también al igual que tu se fue en verano, y también sin despedirse, y también con una larga vida por delante.
Que injusta es la vida, pero ese es nuestro destino y ante eso poco podemos hacer, solo intentar vivir lo mejor posible, para cuando nos toque la hora de irnos poder haber vivido al máximo y dejar un buen sabor de boca de los que han compartido con nosotros, ratos buenos y no tan buenos.
1,100 Km de separación no fueron suficientes, para que el cariño y la complicidad entre nosotros fueran como si cada día estuviésemos juntos.
Conviene reír sin esperar a ser dichoso, no sea que nos sorprenda la muerte sin haber reído.
Jean de la Bruyère
