miércoles, 4 de mayo de 2016

NOSTALGIA DE UNA INFANCIA PASADA

Espejismos al cerrar los ojos, nostalgia de una infancia pasada.

Calles empedradas, para que las bestias no resbalen los Mulos atados en las puertas con los serones puestos, para otro día de trabajo en el campo, olor a zotal que salen de esas cuadras, afincadas dentro de esas casas encaladas con un blanco impoluto, las cortinas detrás de esas puertas de madera, siempre abierta sin temores alguno y el único electrodoméstico, que decora la casa una radio antigua.
La sierra impregnada de la fragancia a tomillo y romero, sentados en cualquier peñón, bueno para divisar el pueblo desde la altura.

Un rio, verde rodeado de vegetación, y el rumor del camping, hacía que bañistas de otras localidades entablaran conversación con los lugareños, un rio que para llegar tenías que dar un paseo, con esos 40 grados, sin camiseta y contando mil aventuras, de lo que llegaríamos a ser en un futuro.
Bajando por las calle de las beatas, para ver esa cartelera del cine, en ese cine de verano, con esas sillas de hierro, y una pantalla en la misma pared.
Notar como el agua fría, de la fuente alta, va regando nuestras gargantas y terminar metiendo la cabeza, para aliviar el sofocante calor.

Entrar en la calle primavera, corriendo sin peligro alguno de que ningún coche pueda pillarte, y notar que ese olor a jazmín se nos mete en las fosas nasales y cerrar los ojos deseando que el tiempo se parase.
Nos creíamos los amos del mundo, ese pequeño pueblo era un universo para nosotros y estábamos dispuestos a explorarlo, cada rincón, cada escalón y cada camino lo atravesamos juntos.

Y justo cuando escucho perfectamente, esa voz de Margarita, llamándonos y con esa frase tan suya tan sinvergüenza eres tu como él, y el cómo tu. Abro los ojos humedecidos por mis lágrimas, de ese tiempo pasado que volvería a vivir mil veces a tu lado.

Mi amigo, mi primo y mi hermano, se fuerte y siempre mira para adelante.

Recuerdo con amor al niño o niña que fui, sabiendo que hice lo mejor que pude con el conocimiento que tenía en ese momento.
Louise L. Hay

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