lunes, 3 de noviembre de 2008

DOS COMPAÑEROS Y UN TRABAJO


En estos tiempos que corren, donde el tener trabajo es una gran suerte, y tener un buen compañero de faena es que te toque la lotería. Todavía se conservan oficios donde dos compañeros se tienen que compenetrar como si fuesen uno.
Hace unas semanas paseando con mi hijo por donde suelo ir a entrenar, en el poco paraje verde que nos queda en nuestro pueblo, había un pastor con su rebaño, algo de lo más normal del mundo, algo que cuando lo vemos pasamos de largo y no nos paramos a observar (por lo menos yo), pero gracias a mi hijo que le había llamado la atención una de las ovejas, nos quedamos los dos mirando, pero yo no solo miré, si no que le presté un poquito más de atención.
El pastor sentado en una piedra con su cayado en la mano, sumido en sus pensamientos y su mirada fija en algún punto de la lejanía, dejaba pastar a su rebaño a sus anchas, de vez en cuando su mirada era dirigida ( y aquí es donde entra su compañero de fatiga) a su compañero mas fiel, su perro. Yo alucinaba, solo se entendían con la mirada, una simple señal sin abrir la boca, su compañero se levantaba, se dirigía al rebaño y las guiaba para que no se desperdigaran, acto seguido se volvía a sentar al lado del pastor. Los dos siendo solo uno volvían a someterse en sus pensamientos y dejar pasar el tiempo, se respiraba una atmósfera de tranquilidad, que solo se rompía cuando yo regañaba a mi hijo para que no entrara donde estaban las ovejas. Nosotros seguimos nuestro camino, cuando nos alejamos me volví para mirar a esos dos compañeros, pensé lo ignorante que había sido todo esté tiempo en no haber parado 10 minutos de mis 34 años de vida para poder observar una de las profesiones mas antiguas, pensé en las madrugadas heladas, y las noches frías del pastor, y también pensé en el merito de estar durante horas sumido a la soledad. Cuantas veces no hemos pensado en un trabajo, en donde no estemos sometidos al estrés, un trabajo donde la paz y el silencio reinen, y lo más primordial un trabajo donde tengas a un buen compañero, seguro que a tan noble profesión también le pondríamos pegas.

La verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos parece ameno.
ERASMO DE ROTTERDAM

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